El proceso de reestructuración del sistema financiero español está dilapidando las cajas de ahorros, con un elevado coste cargado además a todos los consumidores, ciudadanos y contribuyentes. Las cajas son igual de culpables o más de la crisis que los bancos, con unos órganos de gobierno tomados por los poderes políticos y financieros, que han corrompido la esencia de los procesos democráticos de elección de representantes de la ciudadanía en sus consejos de administración. Los consumidores podemos, y debemos, ser parte activa de las cajas de ahorros. ¡Tomémoslas!
La bancarización de las cajas de ahorros ha pervertido cualquier pequeño atisbo de crear unas entidades mínimamente sociales. Durante los últimos años, las cajas de ahorros han funcionado como la peor versión de los bancos tradicionales, amparadas por una ‘obra social’ y un régimen de funcionamiento tenido por ‘democrático’ pero totalmente manipulado.
Así, las cajas han crecido sin una personalidad financiera propia que las distinguiese de los bancos, entrando en el juego de la especulación. Ahora están pagando las consecuencias. ‘Reestructurar’ las cajas puede terminar con la reorganización del mapa de cajas de ahorros. Es necesario que las cajas que sobrevivan a esta purga den un giro completo a su actuación en todos los ámbitos.
Además hay que seguir denunciando que las cajas de ahorros son igual o más culpables de la crisis que los bancos. Al igual que ellos, han comercializado al por mayor productos tóxicos –el último ejemplo, las participaciones preferentes -, han incluido cláusulas abusivas en las hipotecas –casi todas han sido demandadas por las cláusulas suelo - y han contribuido decisivamente al desarrollo de una burbuja inmobiliaria que todavía persiste.
Los ciudadanos debemos formar parte de las cajas de ahorros
Las cajas de ahorros deberían contribuir claramente en el desarrollo del tejido económico y social del territorio en el que se encuentren, y no poner palos en las ruedas del desarrollo familiar mediante todo tipo de productos tóxicos, como han venido haciendo en los últimos lustros. Ahora más que nunca la ciudadanía debe acercarse a las cajas de ahorros y exigir su democratización.
El supuesto carácter social de las cajas de ahorros “exige una plena democratización de sus órganos rectores, de forma que en ellas puedan expresarse todos sus intereses”. Así lo indica la Ley 31/1985, que regula los órganos de gobierno de las cajas de ahorros, pero la realidad es bien distinta para los consumidores. A la complejidad y dispersión normativa, en la que las comunidades autónomas y los propios estatutos de las cajas regulan también aspectos sobre órganos de gobierno, se une una práctica en los procesos electorales que convierten a estas entidades en coto cerrado de intereses políticos y económicos que dejan de lado a los ciudadanos.
La Ley de Órganos Rectores de las Cajas de Ahorros (LORCA) puso algunos límites a la representación de las entidades públicas en los órganos de Gobierno de las cajas. Ahora no pueden superar el 50% de los derechos de voto, mientras que los impositores –clientes- tienen entre un 25 y un 50% de representación, según cada caja.
Pero, ¿por qué este reparto de la representación no es suficiente para garantizar los derechos de los clientes? En realidad lo que cuenta es el falso proceso democrático de elección de los representantes y su papel efectivo y autónomo propio en el gobierno. No hay normativa que indique cómo debe elegirse a los representantes de los impositores. No todos los clientes pueden votar, ni presentarse –varía en función de antigüedad, operaciones con la caja,…-, hacen falta muchos avales,…
Además las organizaciones de consumidores, como ADICAE, quedan fuera de los órganos de gobierno. De esta manera los impositores que llegan a formar parte de la asamblea general o del Consejo de Administración, quedan aislados y prácticamente indefensos ante la intromisión de grupos de poder político y financiero. La falta de dirección, organización, criterios y principios de actuación global en defensa de los intereses de los ciudadanos hace que esta pequeña puerta no se llegue a abrir del todo.
Ante esta situación ADICAE está agrupando a un amplio grupo de colectivos sociales en toda España con el objetivo de aunar opiniones y poner en práctica las soluciones oportunas para que cambie este panorama. Ciudadanos individuales, organizaciones sociales, movimientos vecinales,… todos estamos obligados a luchar contra el proceso de bancarización de las cajas de ahorros. ADICAE ha planteado en muchas asambleas del 15M de pensar globalmente y actuar localmente. Las cajas de ahorros son un buen punto de partida para hacerlo.
Las principales conclusiones de este trabajo que estos colectivos han venido realizando en los últimos meses se expondrán en el Centro Joaquín Roncal de Zaragoza, el 21 de diciembre a partir de las 9:00 horas en un acto que será retransmitido en streaming para todo el mundo. Ha llegado la hora de empujarla con fuerza para llenar de aire puro las cajas de ahorros. Es la hora de tomarlas y regenerarlas, desde dentro y desde fuera.